12 de diciembre de 2008

Palacio Quemado. Edmundo Paz

Una de las satisfacciones de acercarme a una biblioteca pública es que me atrevo a leer a autores poco conocidos por primera vez, sin la mala conciencia de haber tirado el dinero si ha resultado malo. Por eso es doblemente satisfactorio cuando te encuentras un libro bien escrito, con amplio vocabulario (de lo que carecen algunas traducciones) por un autor joven de temas que me reultan interesantes: la política, la moral, el conflicto que surje entre ellas, el posicionamiento de la sociedad, la violencia...
Anna Arendt decía que hay dos verbos: hacer y no hacer. Ambos tienen connotaciones políticas. Lars von Triers, en Europa, compartía ese punto de vista, la neutralidad no existe, o se está a favor o en contra. Cada acción es una acción política. Ir a votar o no ir a votar, quedarse o marcharse. A veces las cosas no son tan claras, esos grises son los que me apasionan. Desde luego no tienen mi simpatía toda esa gente que dice "pasar" de la política, porque están dejando que tomen decisiones sobre su vida otros, y en realidad esa supuesta comodidad no deja de ser una forma de estar a favor.
El protagonista de este libro se siente como mero espectador de los hechos (es un personaje que seguro gustaría a Polanski, el gran mirón), y sin embargo parece que debe tomar partido, aunque quizá lo esté tomando, pasivamente.

No hay comentarios: