
Qué mejor que curar un catarro que sudar un poco. Pues eso es lo que hicimos en el pedazo de concierto que dieron este grupo de gitanos punkarras: sudar como desalmados. Una canción tras otra, sin demasiada pausas y sin charlas que pa qué más, un bis, eso sí, y mucho ritmo. Juanito y Ricardo haciendo gansadas, que para eso eran los más grandotes, Rafa dejándose llevar, y Pedro sin poder resistir más de dos canciones en la olla.
Huellas de que aquel fue un buen concierto: un moratón en el brazo y un cabezazo en el labio.
Luego una cenita en el chino del parking de Plaza de España y a la cama que al día siguiente tocaba Rastro y caracoles en salsa