29 de julio de 2007

De camino a Madrid

Un Alicante Madrid en coche puede ser uno de los viajes más aburridos del mundo. Autopista, autopista, peaje, baches en Castilla La Mancha, unos cuantos camiones y un paisaje duro, de matorral y roca en este verano caluroso. Pero puede ocurrir que quieras apurar el depósito antes de echar gasolina por aquello de que paga la empresa, mejor llenarlo. Puede ocurrir que te aventures por una salida de gasolinera y no aparezca nunca la gasolinera, pero sí una posta del siglo XVII, preciosa, una carretera entre montañas, llena de vegetación, y que a eso de las tres de la mañana se te cruce un ciervo, (¡un ciervo en el siglo XXI!, y yo que les había estinguido en mi imaginación), una ardilla roja, un de gato solitario, una mujer vestida de negro, con el pelo cano, paseando una cosa peluda y negra, una bruja, pensé, y yo con las largas, como para no verme, en mi Golf negro. No sé si me llegó a mirar, pero lo pareció. Desde luego no hace falta un cuento de hadas paa sentirse una princesa en apuros. Y el príncipe sigue sin aparecer, menos mal que en el siglo XXI las princesas nos conducimos solas.
Y a las pocas horas estaba divina trabajando en Boss.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo creo que en este siglo que vivimos las cosas han cambiado y las princesas como tu, son las que salvan a principes en apuros.

besetess kandelita

Kandela dijo...

Tampoco conozco a ningún prínce al que salvar. ¿O a lo mejor será que no sé buscar? O que no me lo he encontrado. Con la cantidad de gatos que se me cruzan por el camino...