8 de julio de 2007

Festival de cine de L´Alfas del pí: Pura Sangre

En la primera semana en la facultad tuve la suerte de conocer a Alicia Redondo. En su primera clase nos dijo algo que se me ha quedado marcado: que nuestra forma de leer no volvería a ser virgen, nuestros estudios nos pondrían unas gafas pesadas que nos obligaban a hacer un doble esfuerzo para recuperar el placer de leer. Supongo que eso se puede extrapolar a cualquier área de conocimiento y que cuanto más conoces un arte más cuesta encontrar algo realmente bueno. Supongo que mi forma de leer no es virgen. Y creo que algo parecido me pasa con el cine. Aunque no haya estudiado montaje, ni encuadres, ni producción, he visto tantas películas que cada vez me cuesta más encontrar una que realmente me diga algo. Mi comienzo del Festival ha sido mediocre. Pura Sangre es una película con una buena fotografía, claro que es fácil conseguir buenos planos paisajísticos en un país como Argentina. La música, salvando las deficiencias de audio de la sala, merece un aprobado, el sonido de un buen piano ayuda a que los paisajes se vean más lindos. Narrativamente la película es un fiasco. Hora y media en al que no nos cuentan nada: el típico drama rural con niño, guapo y resultón, sin ninguna tensión dramática, ni hay misterio que resolver detrás de la puerta, ni un verdadero padre que descubrir, un secreto en el corazón, en fin, cualquier cosa. Así que los días pasan, el niño se aburre, el perro no hace caso y se escapa de cámara en una dirección inesperada, deberían haber puesto al dueño más cerca de la acción. ¿Y qué aporta narrativamente la escena en que se cuenta el descubrimiento del piano? ¿es significativo o simplemente el tipo estaba aburrido y quería meter un plano distinto? Y por supuesto la vecina con el hijo minusválido, que igual podía haber sido una niña que se hiciera amigos, se cayera ella al río, la salvase el abuelo y se viese que no es un ogro. Yo qué sé, pero que pasase algo en hora y media, por favor. Hoy más.

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