3 de julio de 2007

29 de Junio: Delco + Farrah

En ocasiones asistir a un concierto puede llegar a convertirse en un auténtico viaje. Javier se levantó el viernes por la mañana con pocas ganas de trabajar y con muchas que diesen las diez de la noche. A su jefe ya le había dicho que ese día tenía que salir antes, que una amiga le había invitado a pasar el fin de semana en la playa y quería evitar el atasco consiguiente. En cuanto mencionó la palabra “chica” todo fueron facilidades y complicidades, lo que irrita enormemente a Javier. Esa manía tan masculina de vanagloriarse por el mero hecho, la vaga idea, de que uno de su especie vaya a echar un polvete. Y para colmo si se explaya en decir que son sólo amigos los colegas se le ponen pesados, no paran de insistir, de guiñar el ojo y darle palmaditas en la espalda. Sólo falta que me regalen condones, pensó. Las dos primeras horas de viaje se le hicieron eternas, muerto de cansancio por el madrugón mañanero, casi se queda dormido al volante. Menos mal que sonaba Nada Surf en su radio. Luego, en seguida, Alicante, el mar, la autopista, la playa. Y una hora más hasta Valencia después de recogerme en mi casa. Un quiché de verdura, una coca-cola y a seguir ruta, pero, esta vez sí, con el gps, que sino a ver cómo encuentras la sala en una ciudad que no conoces de nada. Cuando llegamos a las diez, justo cuando estaba programado, los Delco estaban haciendo las pruebas de sonido. Así que el concierto empezaría tarde, como siempre en esta zona. No hemos asistido a un solo concierto puntual a este lado del Manzanares. La cena fue extraña, parecía que la mitad de La Bodegueta iba a asistir al concierto, tanto indie, tan jóvenes, tan guapos. A las once y media nos metimos en la sala y allí estaban, en la entrada, con una enorme sonrisa y agradeciéndonos el ir a verles. Qué caray, gracias a ellos por ser tan majos, que no todo el mundo es capaz de bajar del escenario a saludar después de haber ganado el Proyecto Demo. He de reconocer, personalmente, que los conciertos en sala pequeña me fascinan, prefiero esa sonoridad rotunda, ese calor de las pocas personas que comparten un gusto más allá de las modas. Lo que no ofreció Pearl Jam, a pesar de que lo considero uno de los mejores conciertos a los que he asistido, en Madrid, todavía me pregunto qué carajo hacía aquel rapero sevillano delante de mí a parte de destrozarme los pies. Empezaron con Stopped clocks, un estupendo sonido de piano acompañando a la más estupenda voz de Manu. Mostraron el repertorio completo y nos adelantaron un tema nuevo. Y, por supuesto, sigo emocionándome con el violín de When you think I´m gone o con la voz vibrante de Manu, cuando se queda solo con su guitarra para lucirse. Hasta Pablo no pudo reprimir el comentario: “No sé lo que opinaréis vosotros, pero a mí este tío consigue emocionarme”. Y tanto. Consiguió emocionarme más en Benissa, cuando sí nos callamos todos e hizo su tema sin micro, y diciendo que no con la cabeza, que no pidiesen silencio, que su voz era suficiente, que el no merecía tantos honores como un auditorio en silencio por él. Sí, lo merece. Lo que no entendieron las pocas personas que había en la barra del bar y no se callaron, y a pesar de la niña mona que estaba delante de mí y que mostró al grupo su opinión con un discreto bostezo. Hubiese sido un milagro que un viernes por la noche se callase la sala entera. Manu hizo un par de intentos de presentar a los Farrah, supongo que debía de pensar en otra cosa, o en otra chica, no la del bostezo, porque no paraba de decir que vendría a continuación un tremendo grupo llamado Delco. A mí me hubiese gustado, desde luego. A continuación vinieron los Farrah con su divertida música con la que no puedes para de bailar. Acordes alegres, despreocupados de un power pop que no para de recordarme a American Pie, con no sé qué conexión psicoanalítica, porque el cantante de californiano sólo tiene las influencias, clarísimas, de la parte más simple de los Beach boys, la de los coros y los acordes mayores, no la de los tremendos cambios de ritmos de sus mejores temas. Y de la más simplista influencia del pop británico, esos comienzos que nos recuerdan a los Beatles menos profundos y más ñoños. Así que si no os ha quedado claro, cada música para cada ocasión y si en mi casa escucho a Delco para mimar mis oídos en el coche escucho a Farrah. A cada cual lo suyo o, como diría mi madre, que es muy cañí ella, “ca uno e ca uno y dios en la de tos”. Vete tú a saber qué quiere decir pero creo que viene al pelo. Y de vuelta a casa en la autopista con Nueva Vulcano, Los Planetas, Maga, Yo la tengo, Wilco. Una horita de buena música en la que acurrucarse antes de ir a dormir. ¿Quién puede pedir más para ser medianamente feliz?

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo estoy totalmente de acuerdo, me lo pasé genial no solo esa noche, sino todo el finde. cada dia me gusta mas tu pueblo actual, al final voy a tener que hacer caso a los terceros y hacerme un chalet alli jijiji!!

un besete y que sigas con este blog conciertil.