11 de noviembre de 2008

La fiesta del Chivo. Mario Vargas Llosa

Podemos saber cuándo tenemos ante nosostros una novela magistral cuando podemos leer con una asombrosa facilidad una obra que luego cuesta enormemente explicar. Ved la entrada de la Wiki para haceros una idea de que, si no habéis leído la novela, os quedáis como si nada con la explicación que se da.
La novela parte de tres comienzos, cada uno en su propio capítulo y con su propia voz narradora:
-El regreso de Urania Cabral desde su exilio en Estados Unidos hasta un Santo Domingo 20 años después del fin de la dictadura.
-El último día de vida del dictador.
-El momento en que los conjurados están esperando al momento para matar a Trujillo.
Estas tres líneas argumentales se van entrelazando: desde la muerte del dictador lo importante es lo que acontece a cada uno de los personajes que han ido gestando la conjura: el presidente Balaguer, el comandante Román, Amadito, Juan de la Maza, Ramsis, etc.
A través de estos personajes, de su propia historia, se nos va narrando la dictadura trujillista, sus aberraciones, y la transición de Balaguer. Y en todo ello hay muchos puntos para analizar y prestar atención porque Vargas Llosa escribe desde una tradición hispanoamericana que le ha dedicado muchas páginas a la dualidad barbarie-civilización que, sin duda, es uno de los temas de la novela. Pero también hay algunas reflexiones políticas que coinciden con el Yo, Claudio de Graves sobre el control desde el poder, y que también podemos asociar con las novelas sobre dictadores que han cultivado distintos autores desde distintas perspectivas, Yo, el supremo de Roabastos; El recurso del método de Carpentier; Señor presidente, de Asturias...
El lenguaje usado merece un capítulo a parte, sin duda una de las sillas de la Real Academia qué más fácil resulta de defender pues nadie puede poner en duda que el manejo del idioma de este escritor peruano es excepcional.
Así que antes o después de leer las aventuras de nuestro nerd Óscar Wao hay que leer esta novela, de las que podemos considerar imprescindibles: me desenrosco el cráneo.

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