9 de noviembre de 2008

Vicky Cristina Barcelona

"Es precisamente cuándo entra en escena este personaje (el de Cruz) cuándo el filme cobra un repunte de energía y comicidad vital para el ritmo y el conjunto de la obra. Sus cara a cara con el personaje de Bardem producen las situaciones más surrealistas y los enfrentamientos verbales más hilarantes de todo el filme."
Y es cuando leo un comentario así cuando voy corriendo al cine Roma a verla en versión original, que es como a mí me gusta ver las pelis. Qué queréis que os diga, otro chasco. Merece la pena no leer críticas, o es que me pilló en mal día, o que me vuelvo cada día más exigente: me han faltado los diálogos brillantes que nos tiene acostumbrados, los que transcurren alrededor de una mesa y con una copa de vino en la mano, con la cámara yendo de primer plano en primer plano, véanse Sombras y nieblas, la memorable escena en la cocina del prostíbulo o el comienzo de Melinda y Melinda, o las cenas en Maridos y Mujeres... de ahí que me parezca que es uno de los mejores escritores de diálogos, junto con Tarantino. En ésta lo resuelve como en las malas comedias románticas malas, con música de fondo hasta que toca hacer avanzar al argumento. Y el argumento que pretende ser el de una comedia de caracteres termina siendo una apología del macho ibérico o algo por el estilo: todas y cada una de las chicas de la peli caen rendidas ante el seductor Bardem, y eso que se supone que cada una busca en su relación algo distinto. Lo más gracioso de la peli, para mí, es un momento de Bardem: "no es que me haya copiado de ella es que me ha influido más de lo que quisiera".
Rizando el rizo, lo que quizá sí podamos analizar es el complejo mundo de Vicky y Cristina: la primera es una mujer convencional a la que le gusta tener todo controlado pero es seducida por Bardem y su mundo, que es pura improvisación y surrealismo. Se siente atraida por él y cuando va a caer de lleno en ese mundo huye aterrada, es más de lo que está acostumbrada. Cristina sabe lo que no quiere, el típico matrimonio aburrido que tenían sus padres. En su caso parece que el estancamiento lo lleva a cuestas porque no tiene la vitalidad y la pasión de la pareja formada por Bardem y Cruz, es ella la que les permite amarse sin destruirse porque es la calma que no encuentran. Al final sale huyendo, claro, porque si a Vicky le gustaría ser la atrevida Cristina a Cristina le gustaría ser la apasionada Maria Elena. ¡Anda otro cliché! La mujer siempre insatisfecha con lo que tiene y deseando ser lo que no es.
En fin, que no es la que más me ha gustado de Allen, a pesar de seguir siendo uno de mis directores favoritos.

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