¿Cúantas veces se podrá contar la misma historia? Villa-Matas está obsesionado con desaparecer y la litratura del no; Pérez Reverte con soldados que siguen sus propios criterios; Polanski tiene la suya en la mirada, hasta tal punto que una de escena no sea más que un tipo mirando por la ventana viendo pasar la Historia; Steven Spielberg sufre una debilidad irritante por los finales cursis... La verdad es que en este caso no me importa en absoluto. Eastwood nos cuenta de nuevo una relación paterno-filial con quien tiene más en común, que resulta no ser sus propios hijos. Nos vuelve a hablar de tipos duros, que viven en otra época, dondo los códigos han cambiado y donde hay mucho todavía que aprender. Me ha recordado, y mucho, a Millon Dolar Baby.
Pintors Universals: Jan Davidz de Jeem
Hace 6 meses
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