Pintors Universals: Jan Davidz de Jeem
Hace 1 año
Abril Rojo me sorprendió. Cuando leo una novela como aquella no puedo más que seguir incansablemente a su narrador, con los altibajos normales de una carrera, pero con la seguridad que me da saber que escribir un buen libro nunca es por casualidad. Su siguiente novela es algo más ligera, nos adentra en la política del caribe, pero también en la propia paradoja de ser escritor. Intercalando los capítulos nos cuenta a la vez el libro que le han encargado y la historia de dicha creación. En mi opinión estamos ante una novela paródica, tanto del mundo editorial como del aura del autor, ni tan maldito ni tan vendido, el narrador nos habla más de lo que él se había imaginado que debía ser la realidad, de cómo debería ser para ser literaria, de tal manera que la memoria de la dama queda difusa ante la ficción, ella misma no se reconoce en esas páginas. Definitivamente el Mal de Montano anda muy extendido ultimamente.
Bien escrita, aunuqe sigo prefiriendo la crudeza de Abril Rojo.
Una buena peli sobre el tráfico de armas. ¿Será verdad que las farmacéuticas tienen acciones en las productoras y por eso nunca salen en este tipo de películas? A mí me da que más que los bancos o una mafia o un hombre de negocio, las farmacéuticas tienen más poder del que pensamos.
Pd. ME gustó más el Señor de la guerra, y no precisamente por Nicolas Cage, más por su guión, claro.
Paul McGuigan fue el director de una de esas películas que te dejan buen gusto en la boca porque, por lo menos, el guión tiene coherencia y elaboración: El caso Slevin. Desde luego los superheroes, o lo que es mejor, las personas normales con habilidades especiales, me encanta el eufemismo aunque sea un poco largo. Lo malo de que algunas cosas interesantes se pongan de moda es que te toca tragarte este tipo de bodrios que se te terminan por hacer largos e insufribles.
El comienzo está demasiado próximo a la serie de Héores, pero además la escena en cuestión resulta forzada; los malos malísimos son tan tontos que se matan a sí mismos; el final absolutamente previsible.
Me encantan las buenas películas, aunque también disfruto la serie B. En este caso tengo mis dudas de si considerar serie B una peli de 53 millones de presupuesto pero verla ha tenido su encanto: la música de fondo me ha recordado las pelis de ciencia-ficción de los cincuenta/sesenta, las actuaciones de una gravedad tal que no podías dejar de pensar que iba a pasar algo horrible y lo saben, la prota no deja de tener la misma gestualidad que en Yes Man y no sé si es por mala actriz o porque se lo pidieron por favor. Lo mejor, el miedo que da la vieja del final, con su muñeca sobre la cama, sacando uno de los elementos siniestros más sencillos a la hora de dar miedo. Por cierto, el director es el mismo que el de El Sexto Sentido. Habría que recordarle que Hitchock sólo hay uno.
Después de tragarme a Mannkel es un alivio descubrir una novela bien escrita. Probablemente se venda menos que la del sueco, y sinceramente no entiendo por qué, más allá de esta manía que tenemos los españoles de no apreciar lo nuestro, y eso que me considero europeísta y miro con envidia ciertos avances que echo de menos en mi tierra. Aun así sigo apoyando la literatura y a los escritores españoles, porque, en su mayoría, poseen respeto por el oficio que profesan y se nota. Se nota una novela bien estructurada, con una buena dosificación del suspense, de la creación de personajes, respeto por la verosimilitud, cómo se nota que Silva conoce los procedimientos policiales que, al seguirlos adecuadamente, resuelven el caso, más allá del qué no vimos, qué se escapa de la novela que busca un final sorpresa un tanto rocambolesco. El final se puede entrever, pero no desmerece nada la historia, al contrario, lo interesante es cómo resuelven el caso. Y sobre todo, que está bien escrita. Lo que me plantea serias dudas sobre el trabajo de los traductores, me cuesta creer que las novelas extranjeras sean peores después de tanto reconomiento. ¿Será que no estudian literatura, ni lengua española?