16 de junio de 2009

Johnny Mad Dog. Jean-Stéphane Sauvaire/ Blood Diamond. Edward Zwick

Dos películas, con muy poco tiempo de producción entre ellas, sobre la guerra en África. Más concretamente Blood Diamond transcurre en Sierra Leona, exportadora de diamantes por los que se mata y se muere. País vecino es Liberia, sin diamantes pero el mayor exportador de diamantes ilegales provinientes del país vecino. Las dos nos muestran la crudeza de la situación allí, con la diferencia que en la estadounidense el protagonista no deja de ser blanco, guapo y taquillero, desarrolla una peli de aventuras donde el honrado pescador salva a su familia y, a pesar del tufillo a denuncia, todos sabemos que el discurso de Jennifer Connelly es tan falso con un billete de 2e: la gente no deja de comprar diamantes, ni zapatillas Nike, ni de ir al Mcdonalds, ni de tener móvil, ni de consumir productos Nestle a pesar de las noticias que nos llegan de que estas empresas se benefician de la pobreza, la guerra, los niños, la explotación... Así que, a pesar de su relativa crudeza, de mostrarnos como drogan a niños con heroína para que maten por una causa a la que son ajenos, me ha impactado infinitamente más esta modesta coproducción belga-francesa-liberiana. La cámara sigue a dos personajes, me imagino que son todos actores no profesionales, un soldado rebelde y una niña de la ciudad. Y el resultado es terriblemente desgarrador. Sin un argumento dramático más allá de seguirles en su viaje hacia ninguna parte, sin que se sepa por qué se lucha más allá de consignas-clichés que no dicen nada, más allá de convivir con una violencia que lo inunda todo y que termina siendo su forma natural de relacionarse, el amor se confunde con violación y el futuro no existe.

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