22 de enero de 2008

Un día de cólera. Arturo Pérez-Reverte

Reverte parece cada vez más enfadado con el mundo. El tono en sus artículos cada vez me resulta más iracundo, agrio y algo gruñón. No le falta razón, desde luego, con esta España que nos ha tocado vivir, llena de dirigentes que no creemos merecer ninguno de nosotros. Tomarse las noticias en serio supone asegurarte una úlcera, como poco. La clase polçitica que nos ha tocado vivir parece la más inculta, irresponsable y populista de la historia, aunque también es cierto que hay quienes pensamos que lo de fuera o el pasado era de una forma mucho más idealista de lo que verdaderamente es.
Lo que aconteció el Dos de Mayo es un fiel reflejo de este país tan caótico y tan singular. No sé desde cuándo se remonta esta disyuntiva, si desde Carlos V o si es anterior, pero creo que sí que es cierto que hay dos maneras de ver el país: los que nos vemos como un reflejo más europeo, más internacional, más aperturista, hacia ideas nuevas; o los que ven esas ideas nuevas como una invasión, que se cierran a la tradición y a lo nacional. Y creo que sigue siendo así, en cualquier ámbito en el que nos movamos.
El libro está lleno de párrafos dignos de citarse a la mínima. Danielared cita en su primer apunte la escena en la Cárcel Real. Y la escena con la monja del Convento de las Maravillas. La forma que ha tenido de enfocar todos los sucesos es trepidante, muy actual, si su intención es que sientas el aliento de los caballos franceses correindo tras de ti, creo que lo ha conseguido.
Es cierto que algunos párrafos son tan sólo una lista de caídos que hacen que la acción se frene un poco, pero si a alguien se le hace pesado o le parece razón suficiente como para no seguir leyendo... que no siga.
Libro tras libro Reverte no decepciona a sus incondicionales. Os podréis imaginar que me considero uno de ellos.

No hay comentarios: